Por Liliana Velásquez

Mentora Academia de Sabiduria Universal

 

Una vez alguien me preguntó cuál era el árbol genealógico más interesante que había estudiado. Encuentro historias interesantes en todos los árboles genealógicos, historias de amor, de aventura, gente que emigra, historias de tiempos de guerra. También hay secretos, muertes, hijos fuera del matrimonio, uniones infelices, violencia física o verbal e hijos no deseados.

Sin embargo, el caso que más recuerdo es el árbol de una familia del Ecuador con ascendencia peruana. Se trata de una familia, donde durante tres generaciones todos los hombres se suicidaban. Lo interesante de este caso es que los suicidas llevaban el mismo nombre. Todos se llamaban “Armando”. Además, había muchas mujeres con leucemia y enfermedades de la sangre y uno de los hombres de la última generación había muerto asesinado.

 

La pregunta es: ¿para qué pasan tantas cosas trágicas en una familia y qué podían hacer para acabar con el trágico destino?

Se necesitaba alguien en este núcleo que tomara consciencia de lo que estaba pasando y parara con generaciones de suicidios y enfermedades.

 

El último, “Armando”, que era el único hombre que quedaba en este árbol y que llevaba el nombre de los suicidas, fue quien hizo la siguiente reflexión: “si sigo la tradición de la familia, me tendría que suicidar y amo demasiado la vida. Tengo que acabar con esto”.

 

Armando empezó a buscar información en la psicogenealogía y encontró muchas respuestas. Su bisabuelo había sido un “guaquero peruano”, que buscaba tumbas indígenas para llevarse el oro y había encontrado una tumba, en la que había unas máscaras preciosas de gran valor, pero en la que había además una maldición: “Quien encuentre esta tumba y se lleve el oro, será maldito él, y sus generaciones futuras”. El bisabuelo se convirtió en un hombre muy rico, pero los primeros en suicidarse fueron sus dos hijos. 

 

Una maldición que seguramente habían escrito los indígenas con la intención de que nadie se llevara las máscaras, pero una información demasiado pesada para el inconsciente de esta familia que se creyó la historia de que todos estaban “malditos”. 

 

“Como empezar a caminar con la vida y no en contra vida”

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El padre de la psicosomática, Walter Cannon, fisiólogo y científico de la Universidad de Harvard y quien realizó gran parte de los libros en los que estudian fisiología los estudiantes de medicina, escribió un libro llamado “La muerte por vudú”, en el que explica la muerte repentina, provocada por un fuerte shock, como el miedo. Una muerte causada por una respuesta emotiva a una presunta fuerza externa.

 

Cannon se dedicó a estudiar los efectos del miedo en el vudú, donde el terror era tal, que había contracciones de los vasos sanguíneos y efectos físicos que podían llevar a una persona a la muerte. Estudios más recientes hablan de la liberación masiva de neurotransmisores como la adrenalina y otras hormonas que ante el miedo, ayudarían a explicar cómo el terror puede causar graves enfermedades.

 

En el caso de Armando y su pesada familia, la solución al problema fue un viaje a Perú al desierto de Atacames, donde se decía que habían sido encontradas las máscaras. Viajó con gran parte de la familia para pedir perdón a los antepasados por lo sucedido. Realizó una especie de “ceremonia o ritual” en la que devolvía la maldición. El mejor modo de decirle al Inconsciente familiar que ya no existía la “maldición”.

 

La respuesta fue inmediata: como por arte de magia quienes estaban enfermos en la familia, empezaron a sanar.

 

Dejando de lado lo “místico”, lo que hizo Armando fue un trabajo de “sanación mental”. Cuando el inconsciente se convence de que no hay peligro, el sistema nervioso central se tranquiliza y desaparecen los síntomas. Bajan los niveles de estrés y de cortisol, que es altamente inflamatorio.

 

Los bajos niveles de energía vital pueden llevar a una persona a la depresión y posteriormente al suicidio. Los miembros de esta familia por generaciones aprendieron que un buen modo de solucionar las situaciones difíciles era quitándose la vida. La mente los llevaba a aumentar los problemas, bajaba la energía vital y caían en un abismo mental. 

 

La neuróloga irlandesa, Suzanne O’Sullivan en su libro “Todo está en tu cabeza”, habla del estrés mental de muchas personas y asegura que “el cerebro puede enfermarnos”, refiriéndose a todas las enfermedades que puede producir nuestro modo de pensar. “Muchas enfermedades físicas obedecen a una condición psíquica” -dice O’Sullivan-.  

Armando no solo liberó a su familia, sino a futuras generaciones acabando con un círculo de sufrimiento y dolor. Su toma de conciencia hizo que otros miembros del clan reaccionaran para ver la situación desde un punto de vista diferente, cambiar el inconsciente familiar y finalmente sanar.

  

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NOTA:

La psicogenealogía es el estudio del árbol genealógico con un fin eminentemente sanador y como vía de conocimiento es mucho más que una ciencia o un “sabiduría” es una herramienta que permite, a través del análisis de la historia familiar comprender mejor las raíces transgeneracionales para darle sentido a la vida.